12 May Cómo es vivir con una "loca de la ecología"
Hace mucho tiempo hice un post catarsis en el que conté qué cosas me hacían actuar como una fanática de la ecología en la vida cotidiana. Para mi sorpresa ésa terminó siendo la nota más comentada del blog. Resultó que éramos muchas/os con hábitos sustentables que rozaban el Trastorno Obsesivo Compulsivo pero, claro, desde un costado positivo más bien. Y todos fuimos a reconocernos un poco locos entre nosotros, como comunidad que somos.
Un buen día, hablando con uno de esos amigos virtuales que una se hace gracias a esta hermosa plaza pública que es Alternativa Verde, noté que todos estos eco locos no somos islas sino todo lo contrario: convivimos todo el tiempo con personas que no comparten nuestra causa o que lo hacen pero sin tanto fundamentalismo. Familia, amigos y, principalmente, parejas, son los que se ven envueltos en las andanzas nuestras y, a veces, las padecen un poco. Y en todo ese vaivén de vivencias, también aprenden, ¿ por qué no?
Así surgió este nuevo post intitulado: ¿cómo es vivir con una loca de la ecología? (sólo conseguí testimonios de hombres viviendo con mujeres eco pero estoy segura que también se da a la inversa, así que espero sus opiniones al final de estos párrafos!)
- Caso número uno: Gustavo quien convive con Romina.
- Caso número dos: Santiago quien convive con… quien les escribe! (¡es lo que hay, gente! ¿Para qué me iba a ir muy lejos a buscar la información si la tengo acá, a dos metros? jajajaja)
Si quieren conocer a Santi, click acá!
- A los testimonios me remito:
¿Qué es lo que más te gusta de vivir con ella y, obvio, lo que menos?
G: Lo que más me gusta de vivir con una persona ecológica es que he aprendido a amar la naturaleza, tanto las plantas como los animales. Con Romi aprendí a apreciar los pequeños gestos de la naturaleza, simples gestos, como por ejemplo la maravilla del crecimiento de una planta desde la semilla. En cambio, hay cosas que no me gustan tanto, como por ejemplo, tener que embarrarme y ayudarla en el jardín, haciendo una compostera, o manteniendo un recipiente en la mesada para guardar los desechos orgánicos que con tantísimo gusto antes tiraba a la basura.
S: Lo que más me gusta de vivir con la chifle ésta (nota de la autora: se refiere a mí, ¡qué irrespetuoso! 😛 ) es que todos los días aprendo algo nuevo sobre el mundo del reciclaje, de la ecología en general y de cómo cuidar nuestro hábitat. Es bueno entender que siempre vendrá alguien detrás que necesitará tener un lugar lindo y limpio para tener una buena vida.
Lo que no me gusta es que a veces se zarpa con las cosas que guarda en casa y las tiene en un patiecito todas amontonadas, es capaz de levantar bolsas con plástico que la gente saca entre la basura común y, por supuesto, que me reta cada vez que me mando alguna macana.
¿Qué es lo más raro que la viste hacer y también que te hizo hacer?
G: Ahora no me resulta tan raro debido a la costumbre, pero me ha dejado perplejo viéndola trepar paredes para salvar gatos, viéndola recoger pichones de la calle o juntando «porquerías» (trabajo que ella denominaba «Reciclado») pensando en hacer algún mueble, repisa o alguna especie de manualidad.
Lo más raro que me hizo hacer es parar en la autopista y hacer marcha atrás (!!!) para recoger una palomita lastimada. También me ha hecho parar a levantar plantas tiradas en la calle semi secas que luego fueron a parar a nuestro atiborrado jardín. Lo que también me hace hacer y es muy loco: plantar toda verdura que genere raíces en mi heladera: si la papa hace raíz, nos da pena tirarla, y la plantamos. Lo mismo con el ajo, la cebolla, etc. Tenemos una planta de cebollas, de una cebolla que plantamos hace como cuatro años, rescatada de la heladera.
S: Lo más raro que la vi hacer fue el famoso compost, empezó todo bien, armó una compostera con unas bolsas y un cajón de manzanas. Iba llenando de desechos orgánicos y así comenzó el proceso. El tema es que un día fuí al patio (el mismo donde amontona de todo: vidrio, plástico, latas, papel) y abro el techo plegable y salieron ahuyentadas varias moscas. ¡Los vecinos chochos con las moscas revoloteando! Después de eso, el compost no avanzaba y tuvo que desistir. Así logré sacarme de encima el cajón que no produjo lo esperado. Lo más raro que hice fue, justamente, alimentar este compost. Cuando cocinaba, preguntaba si lo que había que desechar servía para abono o no, y así ayudaba al proyecto.
¿Qué aprendiste con ella que antes no supieras?
G: Aprendí un montón de cosas. Aprendí muchísimo sobre plantas y animales. Aprendí mucho sobre el proceso de siembra, transplante, poda, etc. Aprendí a ser paciente y esperar el crecimiento de una planta. Aprendí a disfrutar del perfume de una flor. Aprendí a controlar las plagas con materiales orgánicos en vez de exterminarlas con químicos. Aprendí a respetar al máximo el equilibrio ambiental, utilizando materiales orgánicos para fertilizar, cuidar y desparasitar a todas nuestras plantitas. Pero como dije antes, aprendí por sobre todas las cosas a amar, cuidar y respetar la vida: desde la más pequeña, como puede ser una hormiga, que cuidamos de no matar inútilmente, hasta la más grande que tenemos, que son nuestros perros y gatos.
S: Aprendí un montón de cosas. Aunque fuí educado para saber que la basura, si no hay cesto a la vista, siempre es preferible guardarla para luego depositarla en donde corresponde; que el agua, la electricidad y el gas hay que usarlos responsablemente, etc. Todo esto es insignificante al lado de todo lo que aprendí en estos últimos 10 años, como separar la basura, qué contamina, qué es nocivo para la salud de uno y para la naturaleza, que el consumo debe ser más responsable (por ejemplo antes se rompía algo en mi casa e iba y compraba uno nuevo, ahora pienso primero si tiene arreglo o no) soy consciente de que la basura electrónica hay que separarla y buscar que alguien la reutilice y así una lista interminable de acciones que si todos las hiciéramos, sería una ciudad, un país, un continente mucho mejor.
¿Qué de todas las cosas que hace es «eso» de lo que, realmente, prescindirías?
G: Claramente, prescindiría de guardar el café molido usado y los fósforos quemados en un recipiente para luego tirarlo en la compostera. No soy muy amigo de tener «desechos orgánicos sobre la mesada de la cocina»
S: Creo que no prescindiría de ninguna acción, creo que todas son útiles aunque a veces está un poco loca…
¿Te gusta que te hayan vuelto más ecológico?
G: Sí, por supuesto. Me siento bien sabiendo que estoy haciendo algo para que el medio donde vivimos sea un poco mejor. Me gusta amar a los animales y poder ayudar a otras personas a que los conozcan y los amen. Me gusta poder disfrutar de la emoción de ver florecer nuestro jardín, hecho que antes me pasaba desapercibido. El amor de mis mascotas, el perfume de nuestras flores y el saber que en nuestra medida estamos haciendo algo por el medio ambiente, valen cualquier esfuerzo adicional que debamos hacer.
S: Me encanta ser más ecológico por muchas razones pero lo que más me gusta es tratar de que la sociedad entienda de que todos debemos poner un granito de arena a esta tarea de todos los días. Todos tenemos que ser responsables de nuestro accionar en un mundo que se fue construyendo a partir del consumismo extremo y el dinero y no de la buenas costumbres, consumo responsable y de estados ausentes en temáticas tan importantes.
¿Vos tenés un amigo, hermano, padre ecológico que te persigue para que seas más verde? ¡Contános cómo es vivir con un loco de la ecología!
María Del Carmen Iglesias
Publicado 06:58h, 13 mayoMe encantó la última entrevista y me hizo reír. Te felicito que con paciencia has podido transformar a un hombre de esa manera, la sensibilidad que ha adquirido a tu lado es realmente conmovedora. Te felicito y espero que sigas por más!!! Ojalá que todos los que tienen a alguien al lado que no comparta su ecolocura, puedan obtener el mismo resultado que tú has logrado.
Gabriela Curti
Publicado 14:33h, 13 mayoYo soy una de las locas de las que hablas. Me siento identificada en todo lo que hablan estos hombres, y reconozco a mi marido en ellos. Por suerte mis hijos ya nacieron eco-locos y, con apenas 4 y 7 años, ya saben dónde va cada desecho, cuidan las plantas y los animales y ya aprendieron a no desperdiciar energía. Ahora voy por más! Lo más difícil es ser profeta en tu tierra… Estoy tratando de «convertir» a mi mamá, haciéndole la cabeza con el planeta que les está dejando a sus nietos. Me tengo fe. Te felicito por el blog, es ameno, informativo y divertido.
Luz
Publicado 16:04h, 13 mayoMeri, no sabes como identifiqué a mi novio con esta nota. sinceramente lloré de risa. Agradezco mucho la paciencia que tiene porque a veces lo acumulado es bastantes, sobre todo como se aguanta las mosquitas que se juntan cuando guardamos los orgánicos para compost y me da fiaca llevarlo al jardin (lugar donde está el compost)!!
Gabriel Sebastian
Publicado 16:13h, 15 mayoEs muy buena la entrevista me gusto mucho, les mando un abrazo desde Jose Marmol
Manuel Saez
Publicado 22:13h, 20 mayoQue excelente trabajo, sigue trabajando asi.. 😀 La entrevista estuve genial.
Amar la naturaleza está en las pequeñas cosas | Alternativa Verde
Publicado 11:55h, 28 agosto[…] cuáles eran (algunas) de las acciones que nos hacen locos de la ecología, después les mostré cómo era vivir con uno de estos especímenes y ahora les voy a mostrar un costado más sensible, para demostrar que basta con tener los sentidos […]
8 cosas que un eco loco no puede hacer sin sentir culpa | Alternativa Verde
Publicado 14:02h, 07 abril[…] aplica la misma sensación de eco locura a ver películas en las que sabés que para hacer tal escena la lluvia tiraron agua sólo para […]