¿Puede ser la ganadería regenerativa una solución para recuperar suelos? Imaginemos campos donde la tierra ha sido usada a destajo por décadas. Como consecuencia ha perdido sus nutrientes y no hacen más que tajearse al rayo del sol.
Para esos casos la propuesta del biólogo y creador creador del Método Holístico. Allan Savory, es devolver al ganado a los campos manejándolo bajo los principios de la Ganadería Regenerativa. Hace ya varios años pude asistir a la charla que dio en Buenos Aires y a la que asistí también como colaboradora de los amigos de Ecomanía.
La ganadería regenerativa y el cambio climático
Parece descabellado pensar en producir ganado cuando es sabido que se trata del principal emisor de dióxido de carbono, uno de los gases que contribuye al cambio climático. Eso sin contar con que los animales pueden destruir los suelos si no se los maneja bien.
Por el contrario, Savory descubrió -no sin sorpresa- que si el ganado no está en los campos se acelera la desertificación. Es por eso que diseñó una forma de gestión de la agricultura que trae beneficios regenerando los pastizales y capturando carbono de la atmósfera.
La clave está en hacer funcionar un círculo virtuoso en que el ganado colabora en el aumento de la cobertura vegetal y de la biodiversidad y se mejoran los ciclos minerales y de agua.
Yo también me sentía incrédula al escuchar su propuesta. Lo cierto es que el daño a nuestro planeta está tan avanzado que no bastará con dejar las energías fósiles en el suelo y detener los desmontes y el avance de la frontera agropecuaria. Se necesita todas las herramientas posibles y ésta es una de ellas.
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Cómo funciona la ganadería regenerativa
Bajo esta visión los animales agrupados y moviéndose terminan siendo como las antiguas manadas y sus predadores. Es decir que reproducen una “danza” en la que vegetación captura el carbono del aire y la lleva al suelo.
El ganado come esa vegetación, evitando que los pastizales se oxiden y mueran –dejando al suelo sin vida-. Al mismo tiempo, la caca del ganado devuelve los nutrientes a la tierra, volviéndola más fértil.
Savory aseguró que el carbono vuelve así al suelo donde siempre estuvo. De esta forma los campos vuelven a ser sanos y refrescan la atmósfera –frenan al calentamiento global-, además de permear el agua y recuperar su calidad –frena la desertificación-. Todo esto mientras los animales crecen a la vieja usanza.
Su apuesta es poderosa: al cambiar la forma en la que manejamos nuestra tierra podríamos transformar la agricultura en un sector económico que secuestra carbono en lugar de emitirlo.
Ese potencial, dicen, no lo tiene ningún otro sector. Pero claro en una sociedad que busca la defensa de los derechos de los animales y aboga por una dieta libre de crueldad, el Método Holístico puede generar más ruido que certeza. Y lo mismo en el sector de los agropecuarios, que por lo que pude escuchar en esa jornada, desconfían de formas tan novedosas de gestionar sus tierras. Entre tanta sospecha y mientras nos decidimos por tomar o no esta propuesta, el problema continúa.
Los suelos se están transformando en desiertos, actualmente 2/3 de los pastizales del mundo ya lo son. Esto ocurre porque se pierde la capa fértil. El resultado son campos improductivos que a su vez “emiten calor y lo liberan a la atmósfera. Es como tener un radiador enorme” que, claro, contribuye al calentamiento global.
Plantar árboles no nos salva porque no revierte la desertificación, alertan desde Ovis 21. Por eso, frente a la urgencia del cambio climático, es vital recuperar la función de los pastizales que hoy estamos perdiendo y que es la de ser el principal sumidero de carbono del mundo.
Es decir, los pastizales “sacan al carbono del aire y lo almacenan en el suelo. Por eso los mejores suelos del planeta fueron pastizales originalmente, incluyendo la llanura pampeana”, explicó Pablo Borrelli, Fundador y Gerente de Ovis 21, en la jornada.
Borrelli agregó: “las emisiones de gases de efecto invernadero son como canillas abiertas echando agua en una bañadera. Es necesario cerrarlas, pero también hay que revisar qué pasa con el desagüe. Hay que comprobar el estado de los sumideros. Antes de la aparición de los humanos los suelos contenían unos 400 Gt más de carbono”. Ahora esto ya no ocurre porque han pasado de ser esponjas a radiadores. Entonces, ¿cómo lo solucionamos?
“Hay que volver al equilibrio del pastoreo en la naturaleza”, apunta Borrelli. Si se quiere sanar el suelo, se debe tener en cuenta cuál es su conexión con la vegetación que lo cubre, el ganado que lo frecuenta y los humanos que lo explotan, de eso se trata el Manejo Holístico y la Ganadería Regenerativa.
Además, hay que sumarle que trabaja para recuperar la efectividad de los procesos ecosistémicos clave, como el ciclo del agua, el ciclo de nutrientes, el flujo de energía y la dinámica de la comunidad. Sus resultados pueden verificarse mediante diferentes procesos como por ejemplo el Estándar de Pastoreo Regenerativo y Sustentable (GRASS) desarrollado por OVIS 21 y The Nature Conservancy en la Patagonia, que se aplica hoy en 1.3 millones de hectáreas de Argentina y Chile.
La Ganadería Regenerativa y el Manejo Holístico van de la mano. Son formas de planificar la actividad agropecuaria viendo la totalidad del panorama a gestionar. “Los predios que planifican el pastoreo logran alcanzar tazas de acumulación de carbono máximas para su ambiente y además este método recupera la biodiversidad y funcionalidad de los ecosistemas”, detalla Borrelli.
Según sus cálculos, si en Argentina se pudiera regenerar 40% de sus pastizales se retirarían del aire la totalidad de sus emisiones netas (0,16 Gt según Banco Mundial). Y tal vez lo más impactante y novedoso es que producir más y cuidar el medio ambiente ya no son antagónicos, sino que van de la mano.
Debemos contar con un suelo sano como aliado frente al cambio climático pero también para devolverle al planeta su prodigalidad y su equilibrio. La pregunta queda ¿estamos dispuestos a sumar soluciones como ésta a nuestro plan de acción?