08 Oct Cómo conservar y consumir verduras y frutas para evitar desperdiciar comida
En el post anterior les conté sobre cómo no desperdiciar comida en eventos, ahora les quiero contar cómo mejorar ciertos hábitos relacionados a la alimentación diaria para evitar que vegetales y frutas se nos pasen y así reducir cada vez más las posibilidades de que tener que tiralos a la basura.
A nivel local, sólo en la ciudad de Buenos Aires se tiran entre 200 y 250 toneladas de alimentos por día que podrían ser reutilizados en 550.000 raciones de comida. Ampliando la mira, cada año se desperdicia un tercio de la comida producida en todo el mundo para consumo humano– según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO-. Como verán, el problema no es pequeño.
Para ayudar a paliar estas cifras, lo que hagamos puertas adentro cuenta y mucho. Si bien puede parecernos algo mínimo, si lo pensamos multiplicado por todos los que, por ejemplo, lean esta nota, el efecto positivo de aprovechar al máximo los alimentos y reducir con ello la basura generada, será grandioso. Así que aquí van algunos tips que te ayudarán a conservar mejor tus alimentos:
Organización
No hay que despreciar el hecho de que una heladera ordenada hará que los productos que se venzan antes, se consuman a tiempo. Por eso, guardá los alimentos en función de las condiciones de conservación que figuran en la etiqueta y poné los que hayas comprado último más al fondo así tenés más margen para consumirlos. Un buen consejo que no es tan sabido es que conservar productos en frascos de vidrio es mejor que hacerlo en plástico porque los alimentos no se deterioran tanto.
Verduras y frutas
Esto es algo que siempre me pasa: que las zanahorias se achicharren y se ablanden. Lo más triste es que ocurre en bastante poco tiempo, con lo cual no es raro que ande desperdiciándolas. Si sos como yo, te paso este gran dato: cuando estén feuchas, ponelas en agua por unas horas para que absorban el líquido, ¡quedan impecables! Otra forma es guardarlas en un recipiente cerrado con mucha humedad o envueltas en una toalla húmeda. Si pasan los días y no las consumís, mojá la toalla con agua fría cada dos días para que duren más.
Hay frutas y verduras que no consumimos al máximo ¡aunque sean 100% comestibles! Por ejemplo, cuando comemos la manzana sin cortarla, y nos queda todo el corazón sin comer. Un desperdicio enorme que se soluciona cambiando un simple detalle: en vez de comerla de los costados hacia adentro hay que hacerlo de arriba hacia abajo (o viceversa) y así no desperdiciás ese 30% desdichado, ¿no me creés? ¡Mirá!
El alcaucil es otra verdura de la que desechamos tanto como consumimos. Revertirlo es fácil: no discriminando su tallo y cocinándolo un poco más puede integrar cualquier plato. Para conservar bien el alcaucil colocarlo en un recipiente hermético sellado, con ligera humedad.
El brócoli, coliflor y los espárragos no deben ser sólo considerados por su flor sino que sus troncos también pueden usarse en tortillas, guisos, sopas y hasta ensaladas. En este sentido también creo que el hecho de cultivar tus propios vegetales también te ayuda a comprender que hay muchas cosas que, aunque nadie te lo diga, se pueden usar para comidas. Hojas de remolacha, de batata y tantas otras se redescubren como una verdura más y no como desperdicio. En cuanto al coliflor, dura un buen tiempo en un recipiente cerrado en la heladera y hasta logra mejor sabor que recién comprado.
Anotá, los espárragos hay que guardarlos como si fueran flores (en frasco y tapados con bolsa), así:
El tema de las cebollas de verdeo y el puerro me venía consternando un poco, la verdad que usar sólo una parte (las hojas verdes) no está bueno para quien tiene eco conciencia. Saber que toda la planta es comestible más allá de sus usos y que si se pone el bulbo (donde crecen las raíces) a un vaso con agua, la planta se regenera y así se puede volver a usar unas tres veces más, me consuela bastante. Importante: frizar cebollas de verdeo y puerro ya cortadas y limpias dentro de una botella de plástico hará que las tengas siempre como recién cosechadas al momento de usarlas.
Tampoco hay que preocuparse si algunas frutas se ponen muy maduras porque aún pueden ser ideales para hacer dulces o tortas.
Hay vegetales y hortalizas que bien pueden comerse con cáscara como las papas, zanahorias, berenjenas y calabacitas. Lavarlas bien y cocinarlas “a lo rústico” no sólo ayuda a no generar residuos (aunque son implemento number one del compost) sino que suma fibras y vitaminas a nuestra alimentación. Dato: a las papas hay que conservarlas en lugares frescos y oscuros y lejos de las manzanas para evitar que broten.
Por último, no subestimemos las sobras. Como a la mayoría, de chiquitos no nos gustaban nada pero hoy entiendo que hasta a veces la comida gana más sabor y todo. Así que es clave que lo que sobre se pueda conservar. Congelar es una opción. Eso sí, esperá a que se enfríe completamente antes de meterlo en el congelador, ya que un cambio brusco en su temperatura puede alterar sus propiedades.
Fuentes: Upscl, Reciclario y Revista Brando
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Ana María celso
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