30 Sep En la basura hay tesoros ¡y yo me dedico a encontrarlos!

Soy lo opuesto de aquellos que al pensar en la basura sienten asco y desprecio. Se que la mayoría de las personas consideran mi conducta extraña, por decir lo más amable. No lo puedo evitar y se que no soy la única. Los tachos de basura y los montículos de desechos que pueda toparme en la vereda merecen mi escrutinio a vuelo de pájaro y mi juicio al paso. En base a eso, de ser necesario, procedo a rescatar el material que pueda recuperarse. Sí, soy recuperadora de cosas que otros consideran basura. ¡Y a mucha honra!

Claro, no lo hago por necesidad como muchos trabajadores que salen en tantas ciudades, día a día, a transformar papeles, cartones y demases desechos en su sustento (labor que, además, contribuye al medio ambiente pero que es tan injustamente vilipendiada). Ellos, que hacen el trabajo duro, son los primeros que nos dan la pauta de que en la basura hay cosas de valor. Y es ése indicio el primero que nos hace empezar a mirar lo que otros descartan con ojos cariñosos.

Basta con prestar atención y tener un buen criterio al momento de elegir ¡y ya podés ponerte a buscar tesoros en la basura! Sin dudas, durante los fines de semana los vecinos se ponen a hacer limpieza de todo tipo y es entonces cuando encontrás más variedad de materiales posibles de recuperarse. Cerca de ferias de pulgas también podés encontrar buena mercadería gratuita. Lo cierto es que cualquier paseo puede ser un buen momento para identificar tesoros basureros.

Al menos es de esta manera que a mi me ha dado resultados. He encontrado cosas de todo tipo, como esa carcaza de radio antigua que se ve más arriba y también este cartel curioso que hace tiempo adorna la pared del depto:

Esta mesa de TV vieja aún espera una capa de pintura y una base pero mis plantas la coparon sin darle tiempo a tal embellecimiento:

(Mérito en ambas para Santi que las pispeó y sustrajo de su suerte. Porque si hay algo que se contagia es el ojo crítico de recuperador, sépanlo.)

En la basura suele haber muchas plantas y macetas. Así fue que me hice de esta bella alegría del hogar (que hoy está muuucho más grande y llena de pimpollos que en esta fotito):

En mis inicios en esta notable tarea de cartonera he encontrado perlitas como esta lata de galletitas (en cualquier mercado de pulgas sale sus buenos pesos):

Lo último que levanté fueron varios carteles de publicidad de zapatos que bien pueden servir de base para posters o ya veré qué uso darles. También tengo unas maderas en buen estado esperando su turno para convertirse en algo más que un desecho. Es decir, entre los desechos hay mucha materia prima para futuros proyectos artesanales.

¡LIBROS! Hay muchas personas que los dejan tirados como si no tuvieran ningún valor -sí, aunque no lo puedan creer- y no me pasó sólo una vez, sino varias. La primera tuve la dicha de encontrar uno en versión pocket en inglés de una novela que amé y en la última oportunidad, encontré todos estos títulos y algunos más que no entraron en la imagen:

Los cajones de madera donde se transportan las verduras también son un elemento muy recuperable. De hecho, ahora tengo uno como organizador para los zapatos de Santi en el cuarto (aunque no siempre logro que los meta dentro.) Lo importante es fijarse que  la madera sea de buen grosor- son una buena opción para convertir en estante o mesa, ¡animate a reaprovecharlos!

Una buena forma de usarlos también es la de Maggie, otra gran aficionada recuperadora. Miren, a la entrada de la casa para dejar allí los zapatitos:

Otra gran recuperadora es Lucuma Volatil que hace ya tiempo levantó de la calle esta joyitas, ¡todo potencial! A veces resulta increíble  las cosas que se tiran. Se entiende que ya no las quieras más pero siempre se pueden donar antes que sacar como si carecieran de valor por completo, ¿no?

Conclusión, si vos vos sos como a esta amiga a la que encontrar algo en la basura le provocó pensar lo siguiente:

Mi respuesta es y será siempre:

Ahora soy toda ojos, estoy segura que vos también recuperás, ¡a ver tus tesoros!