14 Nov El mundo detrás de mis plantas, u otra faceta de la ecoloca
Hace poquito ingresé a un grupo en Facebook donde somos todos amantes de las plantas. Esta comunidad virtual realmente hace muy bien: encontrarse todo el tiempo con personas que tienen como pasatiempo sumergirse en un mundo de macetas y brotes, alegrarnos todos con ver a una plantita creciendo u ocuparse si está enferma, ésas cosas que te dan lugar de pertenencia reconfortan mucho.
Hay que decirlo, los amantes de las plantas quedamos algo relegados de la escena hoy que casi no queda casa o departamento sin tener a un habitante de cuatro patas, casi como si fuera un mandato tener una mascota. Por supuesto, tener plantas convive perfectamente con tener a un integrante familiar perruno y/o gatuno. Aunque en el último caso creo que hay que tomar más precauciones para que los verdes sobrevivan a las exploraciones felinas, principalmente en espacios reducidos. Pero volviendo al punto (y valga repetirse): tener plantas es una tarea de igual amor que tener una mascota. Eso creo yo.
Por el contrario, quien crea que cuidar una planta es sólo ponerla al sol y echarle agua de vez en cuando, se equivoca. Quien crea que la plantita es indiferente a su entorno y que no nota si le damos atención o no, también se equivoca. Es maravilloso ir descubriendo cómo cada uno de estos individuos verdolagas reacciona distinto a la luz directa, al riego… es muy gratificante animarse a sembrar y ver el potencial de la semilla convertirse en brote, en planta… en fruto.
No puedo dejar de sorprenderme de la magia que existe en cada una de ellas. Me corrijo: de la sabiduría que tienen. De toda esa ciencia intuitiva que las guía para nacer, madurar, asegurarse que van a proliferar. Sin dudas, nunca hubiera podido entender esto sin cada una de estas criaturas que fueron pasando por mi ventana.
Es innegable que esta afición a las plantas se la debo a mi mamá, Bibi. Ella siempre tuvo muchos especímenes por todo el departamento, y también en el patio de su negocio. Ella es una precursora: sacando ramitas para hacer nuevas plantas, toda una visionaria de la nueva economía 😛 De ella aprendí a remover la tierra y hasta a limpiar sus hojas periodicamente. De ella aprendí a tratarlas bien y a hablarles, porque ellas sienten, claro que sí.
Una vez que me metí en el mundo eco, intentar la huerta fue como el siguiente paso lógico. Después de varios intentos fallidos, todo el mundo de hojas verdes fue cobrando forma solito (hasta el punto de que el espacio quede chico). No fue fácil en un principio agarrarle la mano, pero perseverando, todo se logra. Aprendí mucho de mi mini huerta y lo que más rescato –siendo una chica de ciudad, como soy- es cómo me enseñó el ciclo de la vida natural, un factor clave que en medio de la urbe puede perderse fácil.
Sembrar y esperar a que algo crezca y cosechar los primeros frutos -por pequeños que sean- hacen comprender que ese ritmo del «¡ya, ya, ya!» que nos imponen en la sociedad actual, es muy artificial. Nada ocurre tan rápido en la naturaleza. Todo requiere su tiempo e implica sus ciclos por algo. No se puede estar en ebullición ni en reposo constante y, por supuesto, todo tiene un final. La vida es cíclica y en eso también la naturaleza sabe lo que hace.
Mis plantas son importantes para mi. Cuando me voy de viaje, pienso en cómo estarán y me alegro al reencontrarlas a la vuelta. Comento sobre ellas como si fueran una persona y me encuentro diciendo cosas como «¿viste qué linda está fulana?» o «pobre aquella, algo le pasa que anda pachucha». Hasta reto a quienes dicen un comentario negativo sobre alguna porque «pueden escuchar y ponerse mal». Últimamente hasta me puse a bautizar los cactus. Ya tenemos a Justino y Penélope en la oficina, y en el depto está Ofelio.
Como si esto ya no fuera suficiente conducta de eco loca, las acaricio para reanimarlas o para que se sientan queridas, nomás. También es sabido: si escuchan música se ponen contentas. Otra buena manía que estoy implementando es la de regalar plantitas, porque es una buena manera de iniciar a otros en esto de entender la vida misma a través de un vegetal. Y va funcionando, créanme (podría llamar a esto evangelización verde, ¿por qué no?)
En fin, el mundo de los amantes de las plantas es muy entretenido de personas que intercambian plantines, semillas y consejos. Cómo son las cosas, ¿no? Hace una década, mi mamá recurría a libracos para saber más sobre sus plantas y cómo tenerlas lindas y sanas. Hoy, nos encontramos en internet para mostrarnos las flores, plagas y logros, y sentirnos menos locos entre locos.
(Si lo estabas pensando, no, este post no era una excusa para mostrar mis plantas… ¿o sí? 😉 )
leticia maruri
Publicado 22:02h, 14 noviembrecomparto esta bendita locura y al mismo nivel !!!! por fin encontré a alguien que puso palabras a mis sentimientos con respecto a nuestras amiguis las planticas….=)
Meri Castro
Publicado 13:06h, 19 noviembre😀
mercedes hermoso
Publicado 01:08h, 18 noviembrecomo siempre todos los temas muy interesantes y de gran aprendisaje
Meri Castro
Publicado 13:00h, 19 noviembre¡Gracias, Mercedes! 🙂
elizabeth vega
Publicado 21:08h, 18 noviembreHola, bueno esta locura de mascota las plantas es graciosisimo, yo tambien las tengo bellas paracen las niñas de la casa, otro dia colocare las fotos, son parecidas a las tuyas, un abrazo y gracias por enviar estos mails tan bonitos y agradables!!!
Meri Castro
Publicado 21:14h, 18 noviembrejajajaja me alegro que compartas, Eliiiiii!!
yoli
Publicado 15:12h, 02 enerobellasssssssssssss……….. te cuento que ahora que me jubile estoy a todo ritmo con las plantas. tambien hago tierra en la abonera (algunos lo lleman compost) y me da un excelente resultado… voy a tratar de seguirte para aprender algo nuevo. gracias por tu dedicacion ecologica!!!!!
Maria
Publicado 16:03h, 17 febreroHola me gustaría saber cuál es ese grupo de faceebook de «amantes de las plantas». gracias
Meri Castro
Publicado 10:49h, 05 marzoHola María, se llama Gratiplantas y aquí te dejo el link para que te sumes: https://www.facebook.com/groups/163531817151790/?fref=ts Besos.