11 Sep Qué amenaza el maravilloso mundo de las abejas y cómo salvarlas
¡Qué poca justicia le hacen los saberes populares a las abejas! Apenas se las toma por simpáticos insectos que van de flor en flor, trabajadoras como pocas, sí, pero también bajo el prejuicio que pueden picarte sin razón. Aprendemos a alimentarnos de su miel aunque se nos escapan muchas de las propiedades que implica para la salud como muchas de las cualidades de estos insectos maravillosos.
Tan poco justa es su fama que si una se nos acerca, muchos tendemos a esquivarlas raudamente como si fueran un pequeño demonio alado. Que estos párrafos sirvan, entonces, para conocer a estas compañeras del mundo, valorarlas y comenzar a darles una mano en la cruzada contra la disminución de su población global (en Europa disminuyó 25% entre 1985 y 2005, por tomar sólo una cifra). Si te preguntás por qué cuidarlas, desde el costado más frío y pragmático baste decir que son las responsables de la tercera parte de los alimentos que comemos día a día. Su tarea de polinización es el proceso natural que permite que se fecunden las flores y den así frutos y semillas (labor vital que comparten con mariposas y abejorros).
Ellas toman néctar de las flores (visitan más de 2.000 por día) y lo mezclan con enzimas de glándulas en su boca formando una nueva sustancia que almacenan en celdas a la espera que el contenido de agua se reduzca. Al alcanzarse esa consistencia, recubren la celda con cera hasta que la necesitan para alimentarse. La miel que generan es la reserva de alimento de las abejas y sus larvas para pasar el invierno, época en la que se mantienen juntas para conservar el calor.
Una colonia es capaz de elaborar 27 kilos de miel, medida que excede las necesidades del período invernal. Su gran capacidad de producción requiere un enorme trabajo pues para elaborar ½ kilo de miel han recorrido 2 millones de flores. Es curioso saber que no todas las especies de abejas visitan la totalidad de las flores circudantes: hay especies que se abocan al polen de unas pocas especies y otras son generalistas y visitan muchos tipos de flores diferentes.
En definitiva, las abejas no sólo permiten una diversidad magnífica de alimentos para humanos y animales y producen el endulzante más sano, rico y con infinidad de propiedades medicinales sino que, además, son ejemplos de trabajo y organización. No todas forman colmenas (muchas que prefieren vivir en solitario) pero las que sí se agrupan, forman sociedades organizadas donde todas colaboran.
En éstas, existen tres castas. Las obreras (que son las que generalmente vemos) son hembras que no están desarrolladas sexualmente y cuya función es conseguir alimento (polen y néctar de las flores). Además, construyen la colmena y la protegen. Los machos se llaman zánganos y la única hembra fértil es la reina.
Todo este mundo de pequeños a rayas pululando de planta en planta, haciendo un trabajo microscópicamente fundamental en la vida del planeta, está en peligro. Las poblaciones merman desde hace décadas. Los factores son variados pero los hombres incidimos en la mayoría. La pérdida de hábitats, las prácticas de la agricultura industrializada como los monocultivos (menor disponibilidad y diversidad de alimento para estos insectos), el uso de plaguicidas; parásitos y enfermedades; especies vegetales y animales invasoras; y los impactos del cambio climático son los que podemos señalar.
Vale mencionar que en el caso de los plaguicidas el problema se potencia por el riesgo de propagarse a las colonias: un insecto puede afectar hasta a 80.000 cuando llega a la colmena y muere allí. Afecta tanto a adultos como crías y provoca el colapso de toda la población.
El video a continuación es breve y explica muy bien el caso de las enfermedades y parásitos como causante de muerte y demás detalles más que interesantes:
La buena noticia (¡siempre hay una!) es que así como las personas, y nuestro modo de vida, generan los problemas también podemos aportar para la solución. Por ejemplo, Campo Justo nos trae esta historia desde Colombia que muestra a una comunidad que apuesta por el cuidado y la valoración de nuestras pequeñas amigas, ¡miren qué bello!
¿Qué me cuentan del actor Morgan Freeman y su apuesta por darles hogar a las abejas en su campos? En el video (que está en inglés sin subtítulos) cuenta que encargó el envío de panales desde Arkansas y que se encarga de alimentarlas con agua y azúcar (una proporción de 1 a 2) porque aún las abejitas no conocen la zona. Además, se encargó de colocar árboles para que, en breve, ellas puedan alimentarse por sí mismas.
También Flea, el bajista de Red Hot Chili Peppers, se convirtió en apicultur en su afán de sumar un aporte a la conservación.
Opciones para mimar un poco a las abejas en medio de esta crisis:
Toda práctica que tienda a una agricultura llevada naturalmente es clave: dejar los pesticidas y optar por formas orgánicas para cuidar las plantas (tener compost ayuda al suelo a controlar pestes, por ejemplo y las vaquitas de San Antonio son buenas para controlar plagas).
Sembrar plantas que florezcan escalonadamente y, preferentemente, que haya algunas que lo hagan al final del verano y principios del otoño. Las plantas nativas siempre son la mejor opción.
Ofrecer fuentes de agua limpia durante todo el año: alguna fuente o colector de agua de lluvia. No hace falta que sean profundas así tampoco se favorece la proliferación de mosquitos.
Si tenés árboles muertos o lugares deshabitados donde puedan refugiarse, dejalos así pueden usarlos si lo necesitan.
Si estás en una zona donde hay apicultores, elegí comprarles su miel. Cuando está sólida es garantía de calidad y al ser local, el sabor refleja la flora típica. ¡Un manjar!
Si aparece un enjambre, contactá a algún conocedor del tema para que lo traslade sin dañarlo y así ayudarás a respetar a las abejas y su trabajo.
Las abejas, en un enjambre, suelen ser muy tranquilas y presentan poco peligro. Se vuelven agresivas si las perturbamos o rociamos con agua, hay que dejarlas solas y esperar a que un apicultor se las lleve.
Si sos agricultor o simplemente tenés árboles frutales en tu finca.
– Permití que las colmenas se instalen cerca .
– Seleccioná y utilizá los productos fitosanitarios con sumo cuidado; la destrucción de los insectos polinizadores naturales comporta el riesgo de una disminución en la productividad futura.
– Nunca utilices insecticidas cuando las flores estén abiertas; las abejas y otros insectos, se posan en las plantas florecidas y son envenenados por estos productos químicos. Si es indispensable el uso de un fitosanitario, se recomienda su aplicación cuando las flores estén cerradas.
– Dejá que las plantas silvestres florezcan en las zonas no cultivadas, porque contribuyen a la alimentación de las abejas y otros insectos polinizadores.
Fuentes: Greenpeace y Portal
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