Es sabido, sin mis lectores no soy nada y no lo digo solamente por la “obviedad más obvia” de que si nadie me lee, para qué escribir, sino porque son ellos (en este momento, vos mismo leyendo estas líneas) los que me pasan su energía, me hacen sentir útil y me nutren, hasta el punto de sugerirme información para notas.
Primero fue Jerónimo con la historia de los ecosistemas en botellas y ahora es Laura Maillo (querida Laura que siempre está ahí apoyando con sus pulgares arriba desde el otro lado del gran charco) la que me sugirió que hablara de la Isla de Plástico.
No se si la habrán escuchado nombrar, pero enterarse de su existencia es necesario. Para que se den una idea, es una isla que se forma con desechos, en su mayoría plásticos, que viajan desde el continente y que salen de los barcos y que terminan por enredarse en la corriente marina del giro del Pacífico Norte formando un continente de 1.400.000 km². Argentina ocupa 2,8 millones de kilómetros cuadrados, difícil no notar la gravedad del caso, ¿no?
Lo digo con todas las letras, la Isla de plástico es la irresponsabilidad de todas las sociedades indiferentes que piensan que porque no la ven, su basura desaparece sin hacerle daño a nadie. Y estoy siendo generosa, no es irresponsabilidad, es una aberración que muestra el egoísmo de todas las capas de la humanidad que son lo suficientemente maduras para consumir sin límites ni conciencia pero no para hacerse cargo de su suciedad.
Tiene muchos nombres y todos me producen escozor: Sopa de plástico, Sopa de basura, Sopa tóxica, Gran mancha de basura del Pacífico, Gran zona de basura del Pacífico, Remolino de basura del Pacífico. Está precisamente en las coordenadas 135° a 155°O y 35° a 42°N pero, curiosamente, los radares no pueden captarla y los satélites apenas retratarla.
Si alguien piensa que por no poder verla, no existe que sepa que se calcula que lo que hoy podrían ser aproximadamente 100 millones de toneladas de desechos siguen multiplicándose de manera exponencial al punto que, dentro de dos décadas, no tendremos una isla sino un continente de basura del que nadie se hará cargo.
Descubierta por accidente por un oceanógrafo que iba en su velero allá por 1997, desde entonces, la masa creció un 100%. A 1000 km de Hawai, la acumulación de estos residuos (cepillos de dientes, redes de pesca, bolsas, muñecos, y casi cualquier elemento, piensen sino cuál de las cosas que usamos no está hecha de plástico) no es gratuita.
Ballenas y tortugas entran en esta trampa que termina siendo mortal, los peces de todo el Pacifico terminan por intoxicarse, especies malignas encuentran un caldo de cultivo (como la araña acuática) y todo el ecosistema se ve alterado por este cuerpo extraño que se instala y daña todo a su alrededor.
Por supuesto sería inocente de nuestra parte creer que, con la cantidad de basura que genera la humanidad y que luego arroja sin miramientos, existe sólo una isla de este tipo. La situación (triste, alarmante pero apuesto a que sea movilizante por sobre todo!) se replica en otros puntos del mundo, y sólo por mencionar uno, en el norte de las costas de Haití.
Pero, chicos, no vengo a arruinarles el día ni indigestarles la comida, vengo a contarles que así como esto lo creamos nosotros, también podemos ayudar a revertirlo. Vos me estás leyendo y ya estás haciendo algo, lo se. Pero para quienes aún no lo hacen, nada mejor que remarcar –una vez más- la importancia de REDUCIR; REUTILIZAR Y RECICLAR y todas las benditas R que podamos imaginar. Claro, de no ensuciar también. Y de fomentar el respeto, por sobre todo.
¿Cómo? Que si me venden algo que viene en madera o plástico, elijo lo primero; que si puedo decir no a una bolsa, lo hago; que si puedo llevar mi recipiente para que no me den una bandejita plástica, también. Que si me las puedo ingeniar para reutilizar, también. Todo lo más que podamos demorar el uso y luego el desecho, mejor. El tema de las botellas de plástico, es uno de los que más me preocupa.
Salió recientemente una expedición para saber más sobre este fenómeno. Inclusive existe un proyecto para convertir la Isla de Basura en un lugar habitable. Así como lo leés. Es un poco delirante, no lo voy a negar. En fin, hay soluciones. Busquémoslas y usémoslas. Exijámoslas. Y, por lo que más queramos, hagamos todo para que no sigan proliferando estas islas en el mundo. ¿No les parece?
Fotos: NOAA;
Fuentes: El Observador, Infobae
9Comentarios
Comentar[…] idea de tres chicos recién graduados de Estados Unidos que vieron en una parte específica de la basura marina el potencial de un emprendimiento sustentable y maravilloso: reciclar las redes de pesca en […]
[…] de “por favor, sin bolsa”; ver cómo la vorágine de las comidas del delivery hace uso y abuso del plástico que se tira al primer uso, ver cómo se incentivan las energías “sucias” teniendo […]
[…] Así invadimos y contaminamos el hogar de muchas criaturas con derrames de petróleo, como está ocurriendo ahora en Perú o como pasó con los lodos tóxicos por la megaminería en San Juan o en Brasil. Expulsamos de sus hábitats a miles de animales cuando talamos bosques. Arruinamos sus hábitats cuando dejamos nuestra basura para que se desparrame por siglos en algún monte o descampado. En los mares crecen los peces alimentados de plástico y plancton que, después, cenamos en el más caro sushi –sin saber que comemos así el mismo plástico que tiramos al mar. […]