Sintiéndome una exploradora, viajé a apenas a una hora de donde vivo, participé de una recorrida por la Reserva para reconocer la biodiversidad que sus bosques y humedales albergan. Fue un lujo tener por intérprete de la flora del lugar a Ricardo Barbetti, uno de los más grandes biólogos y conservacionistas de Argentina. Había mucho por ver ya que este espacio es el más rico en vida silvestre del distrito.

Los vecinos de la zona solían llamar a esta zona como “El Valle” o bien “los Bosques de Maschwitz” o “El Bosquecito”. En datos duros se trata de un pulmón de 52 hectáreas donde uno puede encontrarse árboles de hasta 250 Años de edad. Diferentes animales y aves encuentran aquí un remanso vital en medio de una región donde el cemento avanza despiadado. Incluso vale remarcar que se trata de un sitio arqueológico.

Con esta breve descripción no haría falta pensar mucho para inferir que se trata de una franja natural clave para la preservación del ecosistema nativo que debe conservarse evitando cualquier alteración, ¿no creen? Sin embargo, los ojos de los especuladores inmobiliarios miran con ganas estas hectáreas de Ingeniero Maschwitz y afilan los dientes para hincarlos en una inmejorable área virgen.

Este espacio tiene sus primeros registros como el casco de estancia donde vivió el Dr. Villanueva, uno de los fundadores de Maschwitz. Pertenece al estado desde 1900. Durante décadas el jardín botánico provincial nunca funcionó como tal y sólo obtuvo destratos y destrucciones varias. Los embates son constantes y requieren estar en alerta constante. Es por eso que el valle debe ser defendido por los vecinos quienes se agrupan en la lucha para que se la declare Reserva natural.

Por suerte para todos los que amamos los ambientes nativos, este grupo de vecinos no sólo tiene mucho amor por lo que hace sino que trabajan sin cesar. Hace poco realizaron una jornada de plantación masiva con diversas actividades que tuvo muy buena participación y siempre están demostrando que las personas necesitamos de esta Reserva Natural para reconectarnos con la tierra, para descansar la mente y para cuidar este tesoro para los que vendrán.

Las áreas protegidas pueden servir tanto para la mitigación como para la adaptación al cambio climático. La mitigación se logra al guardar carbono que puede ser emitido de otra forma o retenido en la atmósfera, y la adaptación se logra por medio del aprovisionamiento de un rango de bienes y servicios ambientales que tienen que ver directamente con algunos de los impactos del cambio climático en las personas.

Otro papel importante es la reducción de desastres al aminorar los efectos de los peligros naturales.

En este caso particular nombrarla Reserva le permitirá funcionar como una zona de amortiguación del recientemente declarado Parque Nacional Ciervo de los Pantanos, por lo que su importancia toma un nuevo impulso. 

Pueden seguir a la Reserva Natural Ing. Maschwitz