Turismo ecológico en Berisso: descubriendo viñedos a minutos de La Plata
Viajar, sin apuros y sin prejuicios, es sin duda la mejor universidad. Muchos se sorprenderían al saber que un viajero es bien recibido en cualquier latitud del planeta y que, donde vaya, es siempre más probable que encuentre una sonrisa amable y una mano extendida para ayudar, antes que hostilidad y puertas cerradas.
Esa es la conclusión a la que he llegado entrevistando trotamundos para 101lugaresincreibles y lo que pude vivir en mis pocos pero intensos viajes. En tiempos en que se tiende a pensar en el otro como un potencial peligro a nuestra seguridad, el ejercicio del viajar se vuelve pedagógico y saludable. Ayuda a volver a creer en el prójimo y a que las diferencias culturales dejen de ser un obstáculo.
Si al hecho de viajar se le suma hacer turismo sostenible o responsable, una tendencia cada vez extendida que propone fomentar el desarrollo sustentable de las comunidades haciendo que los ingresos generados por los viajeros lleguen a manos de los lugareños y que no quede en manos de agencias intermediarias, podemos decir que estamos en el buen camino.
He podido conjugar ambas cosas al participar del primer blogtrip a la ciudad de La Plata invitada por @laplatago y Hostel Frankville. Una experiencia pionera en Argentina ya que es la primera vez que el sector privado genera un viaje para que blogueros conozcan un destino turístico y luego lo relaten en sus bitácoras. De esta experiencia increíble, quiero empezar por contarles sobre el paseo por los viñedos donde se producen los Vinos de la Costa de Berisso.
Una excursión a apenas más de una hora de la capital porteña, en que el visitante se encuentra en un escenario natural increíble, a pocos kilómetros del Rio de la Plata, en una inmensidad de pastizales y vegetación donde llenar los pulmones de aire limpio.
Nuestro guía, Andrés –presidente de la Cooperativa- nos introdujo en la historia de esta zona vitivinícola casi desconocida, impensada diría, a orillas del Plata. Nos contó que, en los albores del siglo XX, llegaron a estas tierras inmigrantes europeos , echados por las guerras y el hambre. Entre las pocas pertenencias que trajeron, estaba el brote de una uva llamada americana o Isabella.
Esa cepa ligó a la perfección con esta porción de suelo argentino y el resultado fue un vino diferente por su aroma frutado y particular sabor, que supo tener su esplendor entre 1940 y 1960 cuando se llegaron a producir un millón de litros para el consumo.
Eran épocas en que Berisso tenía el ritmo del trabajo portuario al máximo y el Vino de la Costa se tomaba en restaurantes y comercios de barrio, en las fondas de la calle Nueva York, en Ensenada y La Plata. La competencia de los vinos de la zona de Cuyo, los infortunios climáticos y los vaivenes socio- económicos hicieron que la producción se redujera hasta casi desaparecer.
Fueron décadas difíciles. Finalmente, gracias a la ayuda del Curso de Extensión Agropecuaria de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de La Plata y con el surgimiento de la Cooperativa, más el amor a la tradición de 100 años de este vino único, desde hace una década la actividad en Berisso no deja de crecer sin perder el concepto artesanal.
Con este resurgimiento de la producción asomó una revalorización de la zona y surgió la idea de integrar los viñedos a un circuito agro-turístico complementario de los otros atractivos de la región. En este sentido, también se puede disfrutar de la Fiesta del Vino de la Costa y contratar el Paseo de la Costa, como el que hicimos. Hay diversos recorridos para elegir: por los viñedos, paseo del Rio y los sabores de la Costa, de los antiguos viñateros y la Calle Nueva York.
De esta manera, haciendo turismo, no sólo salimos beneficiados quienes conocemos más de la cultura platense y la historia argentina, sino también ayudamos a difundir un producto hecho por pequeños productores quienes mantienen viva una tradición centenaria. Además le damos impulso a la economía local, lo cual no es poco.
Sumado a poder aprender del proceso de producción artesanal (ya que se realiza en las quintas de los mismos productores) que genera un producto natural (no posee conservantes ni aditivos.)
En todo esto, lo valioso es apoyar una industria que está hecha con recetas que se pasan de generación en generación y que fomentan una forma de producir en conjunto con la tierra, respetándola (no hacen monocultivo. Cultivan vid, forestales, ciruelos, mimbre, hacen apicultura, etc.) Que esa historia se abra a los visitantes para que la conozcan, ese simplemente maravilloso. Hacer turismo en Berisso, una manera más que original y enriquecedora para todos los que vivan o visiten la Provincia de Buenos Aires.
Excelente!!!!
Muy bueno Mariela!!!
Un gustazo compartir el Blogtrip!!!
Nos vemos!
Excelente relato Meri! No hay dudas que la pasaste bien… digo… por la última foto
Enhorabuena por tu clasificación preliminar (Blog Social-Medioambiental IV) en los premios Bitácoras (y por la web, por supuesto), espero que subas muchos puestos. Te deseo mucha suerte. Nos leemos. Un saludo.
Muchas gracias!!
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[...] Por otra parte, este lugar declarado Reserva de la Biósfera en 1980 y Patrimonio Mundial en 1983 es el hábitat de más de 1900 especies y subespecies de plantas dentro de las que se incluye el Sugi, un cedro japonés que se distingue entre tanta vegetación. Sin lugar a dudas, el lugar ideal para los amantes del turismo natural y ecológico. [...]
[...] Publicado en | Alternativa Verde [...]