Alternativa Verde | Gestión de residuos en Suiza: un buen ejemplo para inspirar el cambio
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Gestión de residuos en Suiza: un buen ejemplo para inspirar el cambio

Siendo humanos, vivir sin desbalancear los recursos de nuestro planeta es algo casi imposible. Cada una de nuestras acciones implica una huella. Claro que en cuanto más o menos responsable seamos de ella, radicará la diferencia en transformarla en más positiva que negativa, ¿no les parece? Para inspirarnos en buenos ejemplos a seguir, quiero contarles del caso de Suiza, una nación con mucha tradición en cuidado del medio ambiente.

Switzerland. Geneva. Waste and recycling bins, sorted into glass bottles. 9.06.13 © 2013 Didier Ruef

Switzerland. Geneva. Waste and recycling bins, sorted into glass bottles. 9.06.13 © 2013 Didier Ruef

Alternativa Verde fue invitada a una charla más que amena con el embajador suizo Hanspeter Mock en lo que fue el puntapié de ECOSUIZA, la plataforma de intercambio y cooperación para el cuidado del medio ambiente creada desde la Embajada de Suiza en 2011 que ya va por su quinto año. En esta oportunidad el tema será, precisamente, los Residuos Sólidos. Para conversar sobre su realidad y desafíos la Embajada invitó a dos expertos suizos que, desde ayer y hasta el 5 de junio, recorrerán Tucumán, Santa Fe, Buenos Aires y San Martín (GBA) en conferencias abiertas al público donde  expondrán y compartirán conocimientos con sus pares locales.

Como les contaba, frente a un país donde la población se duplicó en el último siglo (hoy son 8 millones), donde viven menos personas por hogar y el gasto de los consumidores creció un 74%, la contracara del crecimiento siempre es el aumento de los residuos: en 2013, cada suizo generó 702 kilogramos de sólidos municipales ascendiendo a un total de 21,5 millones de toneladas. Sólo el sector de la construcción aportó 12 millones de toneladas. Luego hay un porcentaje nada despreciable de desechos peligrosos, industriales y comerciales y lodos cloacales.

1.12.2009, Pet- und Milchflaschen Recycling. ©Monika Flueckiger

1.12.2009, Pet- und Milchflaschen Recycling. ©Monika Flueckiger

Frente a estas consecuencias ineludibles, como bien apuntó el embajador Mock, las bases para lograr implementar un sistema de recolección y reciclado y, más tarde seguir aumentando el volumen recuperado, requiere no sólo gestión eficiente de parte del Estado sino también de dos patas de cara a la sociedad toda: educación, por un lado, y confianza, por otro. Sin dudas, ésta última es algo que se construye en el largo plazo y que requiere demostrar eficiencia y compromiso.

Sólo así se puede construir el hábito de reciclar aunque, claro, no es fácil lograr que millones de personas lo hagan sólo por voluntad propia espontáneamente y, por ello, la eliminación de residuos en Suiza está regulada a través de campañas y asesoramiento y con la implementación de multas (por ejemplo, por tirar basura en cualquier parte).

El plan de gestión de residuos suizo logró en los últimos dos años reciclar 51% de sólidos municipales de los cuales su composición fue:

vidrio (tasa de recolección: 96 %)

latas de aluminio (tasa de recolección: 91 %)

Botellas de PET (tasa de recolección: 83 %)

residuos de papel (tasa de recolección: 91%)

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En un año, convirtieron en compost 1,3 millones de toneladas de residuos orgánicos que pasaron primero por 235 plantas y luego fueron procesados en plantas de fermentación.

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Asimismo, 7 millones de toneladas de dispositivos eléctricos y electrónicos, disposición final de vehículos, neumáticos usados, residuos de madera y ciertos tipos de residuos de la construcción, se reciclaron en su mayoría por empresas con licencia en el país o, con la autorización de la FOEN, en el extranjero. Cabe comentar que las exportaciones e importaciones de residuos sólo están autorizadas por las autoridades si el método de eliminación utilizado es ambientalmente sostenible y los otros países implicados dieron su consentimiento.

Siempre queda una proporción de sólidos municipales que no pueden ser reciclados pero en esto se trabajó para ir disminuyéndolo cada vez más: de 433kg por persona en 1989 a 344 kg por persona en el 2013. De ese resto, una porción no queda opción más que  desecharlo como basura o incinerarla en alguna de las 29 plantas que utilizan el calor de combustión que producen para generar electricidad o para suministrar redes de calefacción a los distritos e instalaciones industriales. Con ello se aporta 2% del consumo de energía de Suiza.

Por último, lo cierto es que por ejemplar que nos resulte la gestión del país europeo en materia de residuos aún la clave para achicar lo más posible la huella ecológica como ciudadanas conscientes está no sólo en reciclar sino, y más que nada, en REDUCIR. Esto se debe a que la producción y utilización de bienes de consumo generan un impacto ambiental mayor que su eliminación.  Entonces, no importa cuánto reciclemos, lo mejor es siempre cambiar hábitos de compras, eliminar lo superfluo, reutilizar, remendar y estirar lo más posible la vida útil de los objetos.

 

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