mar 13, 6 meses ago

Reaprendizaje, la vuelta a lo natural

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No supo bien cuándo pero de repente le pareció tan claro y obvio que no pudo creer cómo no se había dado cuenta antes: gran parte de los hombres de la civilización occidental habían sido estafados, robados y despojados. El robo fue continuado, empezaron por quitar una cosa pero no pararon hasta haber dejado apenas un puñado irrisorio que, a duras penas, servía de consuelo para los que todavía tenían memoria.

Más lo pensaba y más extraño le parecía: estas personas fueron robadas generación tras generación y  nunca se dieron por aludidas. Lo tomaron como algo “natural”. Casi que ni se quejaron. ¿Será que no se dieron cuenta que vivían en la contradicción de estar encerrados en libertad? ¿No notaron que los privaron de cosas que vienen gratis, con la existencia misma, diría?

El avance fue paulatino pero incesante. Durante décadas el hormigón avanzó, se encimó y multiplicó y fue cubriendo todo a su paso. Lo entendía ahora: les habían quitado el entorno. El espacio. El pulmón vegetal. Los habían desconectado de la originalidad circundante.

Fotografía: Juan Martín Casalla

Los habían separado de lo silvestre, de sus frutos y colores. Era de esperar que, de a poco y a medida que el paisaje se convertía en artificial, todo lo que se sabía de especies, variedades, diversidad y ciclos se fuera perdiendo, esfumando, haciendo extraño… hasta desaparecer. Que ciertos saberes que se tenían por herencia cayeran en saco roto en quienes ahora ya no compartían el mismo lugar de pertenencia.

Fotografía: Juan Martín Casalla

Lo robado fue reemplazado sin sutilezas por un lugar donde el verde se convirtió en extranjero y el barro y la hierba, en intrusos. Ahí, en esa mole hecha y controlada por ellos mismos, los humanos se creyeron más dueños y señores del mundo de lo que en verdad son. Domando lo que podían y alejándose de lo que aún no descifraban, los humos treparon hasta enceguecer las ideas y olvidar las esencias, y así el delirio de supremacía los llevó a pisotear a sus compañeros animales, invadió las fronteras naturales, diezmó y enturbió hábitats sin miras de asombro ni remordimientos.

¿Cuándo dejamos de mirar al cielo?, se preguntaba.

¿Cuándo dejamos de venerar a sus habitantes alados? Son tantos, tan distintos, tan sabios -se decía a sí mismo-. ¿Cuándo pensamos que vivíamos solos en este planeta?”.

Fotografía: Juan Martín Casalla

Desde que se dio cuenta, cada vez que sale de este terruño infértil de cemento y canteros de tierra cortajeada y brotes algo tristes, de este terruño donde injertaron a esta nueva categoría de raza humana que se cree mejor sin serlo, cuando sale, se dice, la biodiversidad se muestra con dos orejas atentas y una mirada algo desconfiada. Pero se muestra, al fin. Pasa que son pocos los que entienden lo que ven.

Fotografía: Juan Martín Casalla

Para los que sí entienden qué se ve en la naturaleza, esa que nos robaron sin que ofrezcamos resistencia, para esos, la lluvia compone ritmos, cadencias y poesía.

Fotografía: Juan Martín Casalla

Las montañas susurran verdades ancestrales e historias eternas:

Fotografía: Juan Martín Casalla

La belleza está en cada rincón:

Fotografía: Juan Martín Casalla

Y el trabajo de cada ser vivo es una nota más en la partitura que el mundo toca con sabiduría desde antes que llegásemos y que seguirá sonando mucho después que nos hayamos fundido con él:

Fotografía: Juan Martín Casalla

La puerta siempre está abierta para quienes quieren empezar el reaprendizaje de que somos uno con el mundo, piensa. Desde ese momento inexacto en que entendió que nos robaron la naturaleza pero que ella aún está esperando que vayamos a su encuentro, ya había cruzado el umbral y traspasado hacia un nuevo camino que lo llevaría de vuelta a lo natural.

Fotografía: Juan Martín Casalla

Todas estas fotos hermosísimas fueron tomadas en Golondrinas, El Bolsón, Argentina por el Fotógrafo Juan Martín Casalla para Tirito Fims

Meri Castro

Escribir es mi naturaleza y la naturaleza me cautiva. Combiné ambas pasiones y me volví ecobloggera. Comunicar es lo mío. Las redes sociales son mi vicio.

13Comentarios

Comentar
  1. marzo 13, 2014
    Meri! Que genia! Me encantó! Seguí aportando tu grano de arena! Es genial lo que hacés! Beso grande!
  2. marzo 13, 2014
    Gracias, Ceciiii! es lo que sale cuando una se deja fluir... lo que se siente! :)
  3. marzo 13, 2014
    Que hermoso que escribís!
  4. marzo 13, 2014
    Felicitaciones Meri, atrapante tu relato! Y las fotos son una delicia! Muchas gracias por compartir!!!
  5. marzo 13, 2014
    Muy lindo lo que escribiste y dice muchas verdades de cómo el hombre ha perdido su conexión con el mundo natural del cual somos parte!!!
  6. marzo 13, 2014
    Muy bueno!!!!!!!!!
  7. marzo 13, 2014
    Me encantó! Te voy a citar en el cole donde trabajo y leérselo a los chicos! También les va a encantar!
  8. marzo 13, 2014
    Gracias, chicas! Me alegro muchísimo que les guste! :)
  9. marzo 15, 2014
    buen día! sin palabras....muy bonito! gracias por ese regalo!
  10. marzo 15, 2014
    Gracias Eli y Ale! :)
  11. marzo 15, 2014
    Precioso trabajo de tu INSPIRACION FEMENINA sutil en el reencuentro con lo NATURAL que se ofrenda para nuestra sobrevivencia....FELICIDAD Y PAZ.
  • Masajes californianos: mi experiencia de reconexión | Alternativa Verde - mayo 12, 2014

    [...] cuerpo en su faceta de máquina que juega primero para alimentar al sistema. Nos fueron moldeando desconectados del entorno, y nos pusieron a andar parejito en una rutina que no sólo nos volvió ignorantes de los ciclos de [...]

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