¡Ay, pero qué lindo! El viernes con EcoExperimentos lanzamos un austero festejo por la Semana del Árbol. Fue como sentarse a matear con un amigo. Pero ya el lunes -es decir ayer- nos llamaron a la puerta, y tuvimos que arrimar dos sillas a la mesa, porque se sumaron dos amigas.
Ana de Lúcuma Volátil y Eli de Zapallos en almíbar, como se suele decir, se arrimaron al fogón y la ronda se hizo más grande. ¿Hay algo más emocionante que empezar a amucharse en torno de una conversación entre risas e intereses comunes? No creo…
Eli nos contó de su inspiración de principios de semana y nos conversó sobre la huella de carbono y cómo compensarla. ¿De qué manera? con un árbol, claro. Ana nos llevó más al plano práctico y Juan nos contó de su palta bebé. Vero, de Alma Singer, mandó mensajito de texto (todavía no tengo smartphone, disculpen!) y avisó que está llegando.
Mientras arrimamos una silla para ella, aproveché para contar sobre una amiga/lectora de Alternativa, Pao Vitali Orlando, que vive en Santa Fe. A raíz de mi historia de amor con mi tomate, ¿recuerdan? nos pusimos a hablar y me terminó contando la historia de Ulises y de Rómulo y Remo. Se preguntarán quiénes son, les respondo: son sus arbolitos, criaturitas que rescató de una suerte incierta.
Pao lo cuenta mejor: “tengo tres, uno, el pequeño Ulises, cuando lo encontré estaba a punto por ser cortado por esas máquinas de cortar el pasto. Los otros dos son hermanitos, estaban juntitos, Rómulo y Remo, supuse que iban a correr el mismo riesgo por el lugar en dónde estaban, así que me los llevé. No son muy grandes, veinte centímetros, son tan pequeños que no sé dónde llevarlos, me he vuelto una madre sobreprotectora“.
Miren que ando medio loca pero lo de Pao va un poquito más allá Le pregunté por qué bautizarlos y me contó: “no podía levantarme a la mañana y decirles “buen día arbolitos!!” así que les puse nombre como para que no se sientan tan extraños“.
Como madre orgullosa, Pao no tardó en ahondar en su relato: “Ulises es el que lleva más tiempo conmigo, desde 2010. Su lugar de nacimiento es Colastine Norte, bello lugar situado a unos pocos kilómetros de Santa Fe capital, arena por doquier y el hermoso río Colastine a unos pocos metros. En su maceta conserva sus orígenes, trasplantado con arena. Es un árbolito viajero, ha ido de Colastine a Laguna Paiva y de Laguna Paiva a Santa Fe”.
Ulises hasta tuvo poema, que quedó en los registros orales y no escritos y que por eso a Pao le cuesta un poco recordar. Aguza la memoria y cree que las palabras le vuelven: “Así, como Zarathustra bajó de las montañas, lentamente me voy de las cabañas. Sin mentiras y sin tretas, con un árbol en una maceta lenta mi esperanza baja (…)”
Rómulo y Remo son más chicos, y andaban guachitos a la vera de una calle. Pao se los trajo, temiendo que otra podadora quisiera mutilarles las oportunidades. “Mi amigo, que estaba conmigo en el momento de sacarlos, me dijo que estaba loca”, dice Pao. Ahora, ya crecidito a Ulises suelen confundirlo con plantitas de marihuana, pero a él no parece importarle.
Y el mate sigue pasando, y nos quedamos con Ana, Eli y Juan esperando que más y más se sumen a esta semana del árbol, con sus historias, sus experiencias y sus ideas… vénganse, la mesa está servida.
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